jueves, 13 de junio de 2013

DEJEMOS HABLAR AL PROCER.

Extractado del libro, “Obdulio desde el alma”, de Antonio Pippo.


Antes, el fútbol para los pibes era otra cosa.
Campitos por todos lados, pasto y tierra para amasijarse todo el día,
aprendiendo la pisada, el taquito, la jopeada; tantas habilidades
nuestras, solo nuestras, se hicieron ahí, en los campitos.
¡Por Dios! Ahora, se la pasan gritándoles a los pibes, dándoles
instrucciones tácticas, quitándoles las ganas de jugar.
A esa edad lo que mas importa es divertirse; el fútbol no puede ser otra cosa que un juego. Sin dramas, sin apuros, sin estrategias. Que agarren la pelota y la gasten. Después habrá tiempo de tácticas. Pero antes tendrán que hacerse hábiles y fuertes. Habría que dejarlos que dejarlos que se expresen libremente, sin ataduras.
En todo caso que les mejoren el físico y los alimenten bien, por que muchos de esos chiquilines comienzan a jugar muy mal sopeados.
El baby fútbol es buena cosa por que saca a los pibes de la calle, los ayuda a enderezarse y caminar derechito. Desde este punto de vista es algo útil, que nosotros no tuvimos. Pero en lo demás están equivocados, les están quitando el aire a los niños, los ahogan con tanta indicación  y tantas recomendaciones.
¡No mi amigo!  Adentro de la cancha, deles libertad, suéltelos.
Que disfruten. No hay otra forma, no hay.

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